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lunes, 9 de noviembre de 2015

La ciudad del paraíso en Europa  también se va a movilizar para aportar su granito de arena a la lucha contra el cambio climático. Nuestro lema: "Si cambiamos, ganamos" es una apuesta para sensibilizar por la necesidad de cuidar nuestra casa común: El Planeta Tierra. Te invitamos a leer estas palabras de Leonardo Boff, en el Cuidado Necesario. Ed. Trotta.
El 'ethos' que cuida
Cuando amamos, cuidamos y cuando cuidamos, amamos [....] El "cuidado" constituye la categoría central del nuevo paradigma de civilización que forcejea por emerger en todas partes del mundo. La falta de cuidado de los recursos escasos y en la manera de tratar la naturaleza, la ausencia de cuidado con referencia al poder de la tecnociencia, que ha construido armas de destrucción masiva, de devastación de la biosfera y de la propia supervivencia de la especie humana, nos está llevando a un impase sin precedentes. O cuidamos o pereceremos. El cuidado asume la doble función de prevenir daños futuros y de regenerar daños pasados. El cuidado tiene la facultad de reforzar la vida y de velar por las condiciones físico-químicas, ecológicas, sociales y espirituales que permiten la reproducción de la vida y su ulterior evolución. Lo que corresponde al cuidado en términos políticos es la "sostenibilidad" que trata de encontrar el justo equilibrio entre el beneficio racional de las virtualidades de la Tierra y su preservación, para nosotros y para las generaciones futuras. Tal vez recordando la fábula del cuidado, conservada por Higinio (+17 d.C.), bibliotecario de César Augusto, entendamos mejor el significado del ethos que cuida.


«Cierto día, Cuidado tomó un pedazo de barro y lo moldeó con la forma del ser humano. Apareció Júpiter y, a pedido de Cuidado, le insufló espíritu. Cuidado quiso darle un nombre, pero Júpiter se lo prohibió, pues quería ponerle nombre él mismo. Comenzó una discusión entre ambos. En ésas, apareció la Tierra, alegando que el barro era parte de su cuerpo, y que por eso, tenía derecho de escoger el nombre. La discusión se complicó, aparentemente sin solución. Entonces, todos aceptaron llamar a Saturno, el viejo Dios ancestral, para ser el árbitro. Este decidió la siguiente sentencia, considerada justa: «Tú, Júpiter, que le diste el espíritu, recibirás su espíritu, de vuelta, cuando esta criatura muera. Tú, Tierra, que le has dado el cuerpo, recibirás su cuerpo, de vuelta, cuando esta criatura muera. Y tú, Cuidado, que fuiste el primero en moldear la criatura, la acompañarás todo el tiempo que viva. Y como no ha habido acuerdo sobre el nombre, decido yo: se llamará «hombre», que viene de «humus», que significa tierra fértil».
Esta fábula está llena de lecciones. El cuidado es anterior al espíritu infundido por Júpiter y anterior al cuerpo prestado por la Tierra. La concepción cuerpo-espíritu no es, por consiguiente, originaria. Originario es el cuidado "que fue el primero en moldear al ser humano". El Cuidado lo hizo con "cuidado", celo y devoción, por lo tanto con una actitud amorosa.  [...] Sin ellas no es humano. Por eso se dice que el “cuidado acompañará al ser humano mientras viva”. Todo lo que haga con cuidado estará bien hecho. 
El mito del cuidado, y solamente él, nos permite resistir al cinismo y la apatía, dolencias psicológicas de nuestro tiempo".

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